sábado, 29 de mayo de 2010

DESESPERADO AL FIN DE MIS DÍAS

Duermo queriendo soñarte
y sueño que he soñado contigo
pues es mi único enemigo
el pensar que he de olvidarte

Consume mis horas el reloj impío
con gran torpeza y lentitud,
qué lo que siento es hastío
de esta insoportable quietud.

¡Que ya no pasen siglos
que me reúna contigo la suerte
que se desborden los ríos
que mi boca pueda al fin tenerte.

Si hay otra vida, que sea contigo
y no me importa si luego Dios me ha olvidado
no pido más, sólo le pido
que dormir pueda siempre a tu lado.

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