viernes, 28 de enero de 2011

SANTA DESILUSIÓN

SANTA DESILUSIÓN

2006

I
Hay quien está haciendo maletas,
quien tendrá que trabajar,
quien aún fuma un cigarro
y empieza a barajar.
Ya el gallo calló su himno
y el cielo se ha nublado,
algunas ovejas se han ido
arrostrando al aire helado.
Y los coyotes del monte
en despliegue de frustración
aúllan su último lamento hacia
Santa Desilusión.

II
El abuelo, vencedor siempre,
encubre su depresión;
su nieto perdió la batalla
de la emigración.
Ahora mira a la sierra,
y endulzándose su café,
endulza también su sangre
y cree creer en la Santa Fe.
Por las noches bien se acuerda
en lo que en el pueblo dejó,
seca sus ojos con pañuelos
de la desilusión.

III
Juan Charrasqueado fantasea,
pero él se inspira con
libros de leer a una mano
la otra dentro del pantalón.
Y mientras cierra sus ojos,
con espasmos repetidos
da el paso de la muerte
en un trance de gemidos.
Y tras su cuerpo convulso
viene la relajación;
va y cuenta su hazaña al pueblo de
Santa Desilusión.

IV
Justina seca sus lágrimas
mientras le ruega a su dios
que acabe ya el tormento
de su destino atroz.
Dice "Aunque ya no soy virgen
aún conservo mi virtud",
y se arroja a los pies de un monje, quien
le sodomiza en un ataúd.
Siendo violada mil veces ya
ni sueña en un amor;
le bastan los sueños del cofre
de su desilusión.

V
Ahora el sol ya se ha ocultado,
los faroles se han prendido,
y no hay tiempo que perder
cuando todo está perdido.
Arrastran sus esqueletos
sobre las sucias aceras,
y alzan miradas tristes
a calles que eran praderas.
Y esas calles son tan grises,
y en camino a la perdición,
en camino a barras y estrellas quedó
Santa Desilusión.

VI -
Y el payasito del pueblo,
un fracasado cualquiera,
se esfuerza en hacer reírnos,
presto a ir do quiera.
Tras criticar a donde hoy trabaja
varias aftas le han salido;
para quien muy bien le conoce
ya no es tan divertido.
Y bajo sus lascivos desplantes
vela un rictus de traición,
ahora entretiene a sialorreicos
de Santa Desilusión.

VII
He aquí el cura de Epícuro
vestido de lobo fiero
diciendo a Caperucita:
"Pequeña, te requiero".
Ella luce primorosa
y volteando lenta su cabeza
mete un dedo en su boquita roja,
y pestañea mientras reza.
Y el cura repta a su torre
para rezar su oración,
tiene que rezar mucho el hermano en
Santa Desilusión.

VIII
Atlas cultiva sus tierras
por sus hijos olvidado,
que reniegan de su origen
y van maquillando su pasado.
Y mientras Juan Sintierra
que ya cruzó la frontera,
no se seca las lágrimas
que caen en tierra ajena.
La señora, que es huesuda
lo llevará en su aflicción
con sus cuencas vacías a
Santa Desilusión.

IX
Mirando hacia una caja
un pellejo lleno de viento,
visualiza sin pensarlo
dosificando el aliento.
Y ve lágrimas y risas
junto a historias macabras
en una caja que mezcla no más
de trescientas palabras.
Y ve pasar a los trenes
robando toda ambición;
se acabaron los anhelos
en Santa Desilusión.

X
Abelardo sueña despierto,
su mente está iluminada;
está bebiendo los vientos
de Eloísa enamorada.
Y hoy le ha escrito una epístola
cerca de sucias vidrieras
y se carcome el alma
a la luz de unas velas.
Vela sus noches escribiendo
no importa la estación,
su corazón late violento en
Santa Desilusión.

XI
Escondido tras los setos
en un acto tremebundo,
Narciso y su soliloquio
ante un lago gemebundo.
Su hermana, vedette cualquiera,
en su alcoba disfrazándose,
para el jurado de ganado,
pasa la noche frotándose.
Y mientras, sus padres rolan turno
en la mina sin subvención;
el carbón acorta sus vidas en
Santa Desilusión.

XII
Ahora la bestia de acero
escupiendo su neblumo,
lleva huérfanos de calor
abortos al suelo del consumo .
Cruces, a su lado aguardan
la perpetuidad de los cielos,
su existencia, gris y necia
acallan los gritos de su sulencio.
La Revolución inconclusa,
la impía pobreza que aniquila
es mustia arpía que demuele,
la hostia de las cobardías.

XIII
Y con premios y castigos
los autómatas de overol
marchan a su rutina
esperando algo mejor.
Ahora ha llegado la feria
reducida a no más
que a sólo una gran expo de
China, USA y Taiwán.
Por las noches se guarecen
viendo sus cajitas de ilusión
dentro de cajas pintadas
en Santa Desilusión.

XIV
Han abandonado a sus muertos
ya van a donde las luces,
salpicando valles distantes
lejos de sus mustias cruces.
Como buenos neocristianos
visten de un pulcro blanco,
Homo videns compulsivos
y esclavos del dios Baco.
Y el Pasado se ha quedado
pensando si la Traición
se confunde con el Olvido en
Santa Desilusión.

XV
Al abrigo de la playa
están los titiriteros,
ven nacer el día
a bordo de sus cruceros.
Hijos del que le dio vida
al árbol y a los peces,
y que se consume poco a poco
embebido en sus heces;
dador de vida de infelices
besamanos del patrón,
quien moverá los hilos por siempre en
Santa Desilusión.

XVI
Y aunque los llevo presentes
no quiero regresar, no,
es muy tarde para mártires;
la poesía ya murió.
No me pidas que me quede,
tengo que volver a nacer;
en la tierra del prozac perpetuo,
me niego a envejecer.
Cobarde no mires a donde
sólo vive la perdición;
yo aún sigo perdido en
Santa Desilusión.

miércoles, 12 de enero de 2011

MELISSA



La bella Melissa, usando su bombín y zapatos de "clown",
sus demonios, mantienen abajo su espíritu azul
lanza acertijos y besos a toda su tripulación;
pero sus certezas, se difuminan cada vez que siente a Belcebú.

Puntos negros, agora tormentas, se aborrece,
la nube negra se asoma en su fresca frente;
el perro a sueldo de sus miedos se enternece;
mas son sólo sus pensamientos delincuentes.

¡Oh, niña, no lleves tus potros al abismo!,
soy tu alma, ¡que sea tu necedad acobarda!;
esa mirada tuya, da terror tu pesimismo;
-"No puedo puedo más"- dices sin decirme nada.

Las esperanzas mías se pudren bajo la hojarasca impía
aún no son tus frutos, caducos; tus hojas marchitas.
¡Que no recojas hieles, que la esperanza te sonría!
que no hagan caso Dios las plegarias que recitas.

Aparta el cenicero de tus desilusiones,
de tus fracasos por tus miedos constantes,
son fantasmas sin nombre, sombras sin pensiones,
que aniquilaron cada uno de tus amantes.

Pues soy tu creación, tu expósito y tu hermano,
existo en tus tinieblas, en los recuerdos que tu tristeza no mira;
existo porque existes, de mi espíritu no alejes tu mano,
pues soy, Melissa, polvo sagrado que te admira.