sábado, 29 de mayo de 2010

DESESPERADO AL FIN DE MIS DÍAS

Duermo queriendo soñarte
y sueño que he soñado contigo
pues es mi único enemigo
el pensar que he de olvidarte

Consume mis horas el reloj impío
con gran torpeza y lentitud,
qué lo que siento es hastío
de esta insoportable quietud.

¡Que ya no pasen siglos
que me reúna contigo la suerte
que se desborden los ríos
que mi boca pueda al fin tenerte.

Si hay otra vida, que sea contigo
y no me importa si luego Dios me ha olvidado
no pido más, sólo le pido
que dormir pueda siempre a tu lado.

NI UN RAYO DE SOL

A tu partida vinieron las sombras
un dolor recogido que anidó en mi alma.
Yo, con mi rostro convulso y oculto
rostro que tu recuerdo mi ánima hálito desarma.

Solo y herido, caminando en penumbra helada
la mirada siguiendo los vericuetos sin sentido
que van a ninguna parte, quizá sólo al olvido
a esperar el viento en la cara de la madrugada.

Los rayos de sol no calientan, no me mueven
no comprenden dolor, no dan consuelo,
sólo pasan, como niebla fugaz
a dejarme yerto en el entresuelo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

FLOR DE MAYO



Como un dolor hermoso,
una espina de miel,
una gota de lluvia
en suelo seco.

Como una nube caprichosa
fugaz y atractiva
que nubló mis ojos
y me atrapó por siempre
en su sombra de primavera.

Laura, tan terrenal,
tan mística,
tierna,
ratoncito silvestre
que anida en la cueva
de mi corazón.

domingo, 23 de mayo de 2010

LOS DEDOS QUE TOCARON



¿Acaso la tristeza no es señal de vida?
Es la nostalgia dulce dolor,
que muda en lágrimas por la memoria
que traen estas espinas que anidan
en el corazón.

¿Qué fue de esas piedras que tus manos tocaron?
¿Qué fue de esas ropas que tu cuerpo cubrieron?
¿Qué fue de esas lágrimas que en rostro rodaron?
Y tu aliento que el viento
Ha ascendido por las nubes
Hoy, quizá los querubes
lo tomaron de alimento.

Tus manos delgadas que tocaron
aquellos muebles, hoy empolvados
hoy, sólo recuerdos son, y que yo amo
pues sin ellos soy polvo olvidado.

Adiós piedras de río
van abajo a rodar;
adiós, lleven suspiros
de amor hacia la mar.

LLEVA EL VIENTO SU NOMBRE




Soñando despierto dicen que muero
Muero si soñando no vivo
Pues sin sueño soy cautivo
Del hastío que enfría mi recuerdo.

Mas soy sueño de un Dios soñado
Semajanza de la crueldad humana
Que ha de mis voces inhumana
Hecho mutis y mi pena engañado.

Pues, yo, vil fantasma errante
Que sin ella me disuelvo en la nada
He de morir, como el sol andante;

Que, hecha añicos mi alma varada
No encuentra asidero mi dolor delante
Y repite el eco el nombre de mi amada.

sábado, 22 de mayo de 2010

EL AMOR NO TIENE CONSUELO EN EL OLVIDO



El tiempo lo cura todo, me han dicho mis amigos
Mas el tiempo mismo no puede curarse a sí mismo,
pues la crueldad no se mata a sí misma,
pues el dolor no tiene requiém ni bautizmo.

Cómo duelen los recuerdos, cómo afloran las espinas
que sólo conocen los amantes frustrados,
los que en el pasado encuentran el dulce veneno
que aniquila las luces para andar en los campos.

El rostro convulso de los enamorados
que perdieron las agallas, que no tienen arrestos
que muerden los anzuelos,
de las nubes grises del desconsuelo.

LA MUERTE NO SE ACUERDA DE MÍ


Aún no había yo salido de mi asombro
y ella me dijo "¡Espera,
no tan deprisa Daniel, tienes mucho que hacer
en esta mustia esfera!"

"Yo ya me quiero ir, ¿pa' qué seguir aquí
que es un campo sin flores?
¿qué podré cultivar si cubrió el chapopote
praderas de colores?

Los días que pasé desde que ella partió
han sido tan sombríos,
aunque aún cuento chistoretes y bulos
a los sobrinos míos.

Y aunque hubo la mujer que de buena gana
ya me ha calentado
la cama de agua que, con grande frenesí
estrené sin cuidado.

Mil árboles sembré, para reforestar
aquellos cerros calvos,
No fue culpa mía que la urbanización
no los dejara salvos.

Y también escribí con grandes sudores
mis sueños y pasiones,
asentando el absurdo correr de tantos años
y apuntes tan juzgones.

Riéndome tan poquito de todas las locuras
que hacían mis hermanos:
engaños y liviandad, sólo trivialidad
que ataron sus manos.

"Óyeme muy bien Daniel que no vine por ti,
es sólo que descanso
-dijo la muerte fría-, mi espalda está cansada,
dormiré en el rellano."

Yo no tuve retoños pues no tuve con quién
disfrutar mi fortuna,
porque sin Laura mi vida era como beber
un agua sin su fruta.

Y todos estos años yo te he estado esperando
pa' que al fin me lleves
con la única mujer que me dejó mi alma
durmiendo entre la nieve.

"¿Óyeme bien, Daniel, a quién crees engañar,
conozco ya tus mañas,
sigue con tu camino, no eres tú por quien vine
es mejor que me vaya."

lunes, 17 de mayo de 2010

LA MUERTE ES BELLA Y SEGURA



Las suaves olas llevan el viento en sus adentros,
la fresca brisa que la cara baña se desvanece con los rayos
y la vida, breve y enigmática, se difumina en los años
que se pierden en el tiempo que es sólo una sarta de espejos.

Los hombres que no aprendieron a llorar se han matado
por falta de pan y por falta del calor de la amistad verdadera,
y su cuerpo reducido a vapor y cenizas se vierte en coladera,
que a las abisales sombras del mar, habrán llegado.

Nieve y fuego, vida y muerte, sal y arena,
nube y sol, frío que quema.

domingo, 16 de mayo de 2010

LA JOVEN Y EL LIBRO



Ella vivió feliz siendo la taciturna adolescente más feliz de sus vida. Los libros eran para ella pan y vino, aire y pulmones, luz sobre su oscuridad. En su tranquila soledad surcó los montes, acarició las múltiples flores y aspiró los más dulces aromas de la tierra mojada y sus seres. Viajó a los países que la imaginación de los autores pintó en su mente hambrienta de fantasía.
Por las noches, a la luz de las velas se enamoraba de los príncipes valientes y aborrecía a los horrorosas brujas y a los infames villanos. Y ella misma fue teatro de lo que imaginaba. Y se afligía, y se angustiaba, y sonreía, y sollozaba, y carcajeaba en sus adentros esbozando solamente sus pícaras sonrisas mientras su cuerpo se convulsionaba. El asombro era el alimento que la sostenía viva.
Al terminar sus lecturas, se asomaba por su ventana para ver a la Luna o bien las difusas nubes que pudieran ocultarla. Y respiraba hondo, llenando su naricita con la esencia de los bosques.

Y dormía.