lunes, 4 de enero de 2010

FRÍO AMOROSO PATAGÓNICO

En las madrugadas heladas
sin el dictado del reloj
los gorriones en coro
anuncian al tímido sol.
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Miras al monte callada;
de almuerzo, pan con café,
mientras gruñes y bostezas
el sueño va a desvanecer.
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Vuelves a la cama tibia,
cerrando los ojos a soñar,
-¿soñar qué?-
las olas veraniegas del mar.
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¡Oh, estrellita del sur!,
¡oh, efluvio de los ríos!,
que acaricias a mi amada,
que arrancas sus suspiros.
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Gorriones, guarden silencio;
la nena aún tiene sueño,
no importa que entre ellos
sólo cante el buen jilguero.
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Frío, no invadas su habitación;
Luna, guárdala mucho tiempo,
que saber que ella es feliz
mantiene vivo mi incienso.
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Flores, guarden sus aromas
para cuando ella despierte,
y que sea en sueños hermosos
donde el encanto se vierte.
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Luna, ajada al firmamento,
ilumina su rostro impasible
besa suave sus párpados
acaricia sus labios infantiles.
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Se ha quedado dormida
la niña de mis pensamientos
ahora sueña... ¿en qué?,
en las aves mecidas por los vientos.
+++
Pero esperen, hierbas del bosque
a que se esfume el lucero
para que el aire de las mañanas
le digan cuánto la quiero.


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