martes, 19 de enero de 2010

EL POTRO SALVAJE



He, Potro Salvaje vámonos de aquí
No tengo sueño y a dónde ir no tengo
He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
Que no quiero regresar de donde vengo.

I
Aunque el imperio vespertino
Ha vuelto a la arena,
Ocultó ya mis venas,
Mientras caminé a tientas la noche incierta.
Mi abatimiento me sorprende,
Aún sigo de pie,
No hay nadie por quien ver;
Las calles por conocer,
Frías y muertas.

He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
Estoy despierto y a dónde ir no tengo
He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
Estoy harto de sollozos y campanas a duelo.

II
Y cuando la noche deviene
El rojo amanecer,
Vuelve el cielo a nacer,
En las heces del deber.
Harta ya de volver,
La paloma ha de perecer sobre el mundo idiota.
Y ya la tierra espera de ti
Un cuerpo de mentir,
Es hora de partir,
Hayas sido o no feliz, al tiempo no le importa.

He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
No estoy muerto pero no pienso en dinero
He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
Escapemos a donde no juguemos su juego.


III
Me hartaron los fariseos;
No quiero saber de ellos.
Abomino a los sellos,
Desterrados los destellos,
Y ya no me conmueve la empatía dolosa.
Y al notar cerebros huecos
De caducos adolescentes
De las castas indecentes,
Mercaderes incipientes,
Y se nos cae el alma si mientes con esa absurda cara penosa.

He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
aunque esté muerto no preciso de un cielo
He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
Mientras dios cachaba moscas yo estaba en el fuego.

IV
Llévame de viaje hasta el místico marfil;
No preciso elixir,
Despojó ya mi existir
La fría aurora.
Estoy listo para irme lejos
Liberado de vencejos;
Sólo agua, un miralejos,
Una ilusión, mis sueños
Sin que dar cuenta.

He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
El futuro es seductor pero es incierto
He, Potro Salvaje vámonos ya de aquí
Desde fuera de este mundo no existe ni el viento.



V
Llévame a cuestas tuyas en una loca carrera;
Lejos la vereda espera,
La ferviente primavera.
Dentro de la niebla espesa
Está el bosque de la muerte, esperándome.
Estoy listo para irme
Al río de hielo sin fin
Do no hay por qué mentir,
Do no existe el sufrir,
Las tinieblas, abrazándome.


He, Potro Salvaje huyamos de aquí
Medra en las catacumbas perpetuas de acero
He, Potro Salvaje huyamos ya de aquí
Nosotros no tocaremos la puertas de Pedro.

VI
Aunque escuches a los buitres
Embebidos en alcohol,
No te hablan con razón;
Están en persecución,
Y ya son sus catedrales monstruos en ruinas.
Y si escuchas a las sombras nunca voltees a ver;
Ya no hay nada qué temer,
Son espectros sin nacer,
Temerosos de no creer,
Sojuzgados por el del
Ojo inmenso.

He, Potro Salvaje huyamos de aquí
Estoy despierto y a dónde ir no tengo
He, Potro Salvaje huyamos de aquí
Que no quiero regresar de donde vengo.

VII
Y entonces vayamos do la noche sea de día,
Donde el aullido se hundía,
El reno envuelto en brisa,
Las nubes volando aprisa,
Sobre el suelo congelado,
Y un espíritu armado
De dicha indecente.
Y tras los últimos pinos de la montaña nevada
Custodiada por las aves,
Planeando en los vientos suaves,
Las siluetas hilarantes,
Más valiosas que diamantes,
Escondidas en el bosque de arrebatos dementes.

He, Potro Salvaje llévame ya de aquí
Estoy despierto y a dónde ir no tengo
He, Potro Salvaje llévame ya de aquí
Pero no me lleves hasta donde está el otro cielo.

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