jueves, 8 de abril de 2010

LA DULCE GARODESA



En una tarde gitana
en su paseo crepuscular,
la de la suave mirada,
la ninfa enamorada
suavizaba mi llorar.

La de boca de fambruesa
la tierna Garodesa,
la de alma angelical
caminaba por las sendas
es sus pensamientos, serena
y mirada celestial.

Y en su tranquilo camino
un pajarito travieso
causó en ella el embeleso
al cruzarse en su destino;
le acompañaba el muy pillo,
anhelando de ella un beso.

¡Oh, cuán dichosa fue esa ave
que en su sendero encontró
a la compañera que me salvó,
a la ninfa de sonrisa suave
cuyo cariño apenas cabe
en su enorme corazón.


¿En qué piensa la hada mía?
Ella no es Sirena alguna,
ella no es Ninfa ni Lamia,
es una fuente de savia
que acompañando a la luna
estropea mi soledad.

En sus pensamientos de miel
camina descalza en la hierba
perfumándose también
del aroma que conserva
de las flores de su vera
y que ella brinda a mi ser.

Y sin embargo ella quiso
ser mi flor eternamente
cuando yo lloré a la muerte
que me llevara consigo
y ella me abrazó y dio abrigo
no dejándome a mi suerte.

Desde entonces mi alma anima
ante toda nube negra
que me pueda amenazar.
Es ella la mejor amiga
que para bien nutre mi vida
con sus letras de cristal.

1 comentario:

  1. Me dejas sin palabras mi querido amigo. Sabes que me siento muy honrada de que me consideres tu hada y tu flor; también sabes que tú eres mi Principito. Es un privilegio estar escribiendo junto a ti esta historia de amistad. Te quiero mucho y tus hermosos versos me han dado una alegría que no puedo describir, es sencillamente una emoción inmensa.

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