jueves, 24 de diciembre de 2009

FIN DEL ESTÍO EN EL BOSQUE




Cuando la niña corre en la hierba tras burbujas de colores
a la orilla del lago manso de melancólico recogimiento,
escoltada por mariposas, revoloteantes flores,
desciende por la montaña, helado viento.

La nena se detiene, con tembloroso semblante,
y emprende loca carrera por la colina, aún verde,
atravesando el bosque como torbellino infante,
como conejito que en su cueva se pierde.

Llega a la cabaña, se arroja a unos brazos tibios
que le abrazan y tienden un trocito de chocolate
y un angelical suspiro de la niña de rubios rizos
se desvanece para beber a sorbitos,
de un porongo, dulce mate.

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