lunes, 28 de diciembre de 2009

NUESTRO DOLOR

Cuatro años de conciencia infantil,
dos centímetros de cercanía al cielo,
siete mil kilómetros desviados de París,
cuatro meses de pensamientos que evocan sueños.

Tres canales, que más no existen,
un océano que habrá que navegar,
sierra madre, cordillera andina,
mezcla de aromas al cielo alcanzar.

Mina alta, blanca como nieve
que se respira de un lago sin sal,
que en mi alma se anida y se vierte
en los valles del amor de cristal.

Eres niña, eres mujer, eres fruta
prohibída por un dios incomprensible,
que sin explicación te desvió de mi ruta,
y hoy disfruta viéndome triste.

Mas le diría que poseo algo que no es suyo,
y que siendo tuyos están tan lejos,
que estando lejos hoy son tan tuyos,
que son mis suspiros, rotos espejos.

Tu Daniel

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