martes, 29 de junio de 2010

A UNA MADRE, TAN AMOROSA Y TERRENAL

Madre, que eres miel y pan
leche y té para mi corazón,
yo que tanto te he enojado,
hoy te digo "tenés razón".

Pero comprende que tus angustias
que tus angustias mías también son,
que cuando lloras, lloro por dentro
pues me estremezco por tu dolor.

Muy bien sé cuánto sufriste
cuántos sudores, y cuánto amor
cuando a este mundo tú me trajiste
y me abrigaste con tu calor.

Me diste aromas, me diste tiempo
me diste fuerzas para luchar
y en mis angustias tú te acercaste
y con tu abrazo pude triunfar.

Me has enseñado las cosas buenas
y hemos llorado por cosas tristes
y si lloramos por tantas penas
también lo hicimos cuando reíste.

Tú me intruiste con sabios dichos
sabios consejos para esta vida
que es dura y tierna, agridulce,
ayudaste a cerrar mi herida.

Tú me conoces, yo te conozco;
eres mi madre, eres mi amiga,
eres mi hermana, eres mi hija
mi inseparable y tibia cobija.

Por tonterías, si discutimos
piensa que aún soy árbol tierno,
que para crecer en suelo fértil
necesita de tu amor eterno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario