
"No hay nadie allá arriba"
dijo el asaltante al juez,
Hay demasiada confusión tranquila
de tiempo el mundo es.
El horizonte está despejado
ahora podemos salir
"No hay lugar para sentarse,
y no hay lugar a dónde ir".
"No hay razón para alegrarse"
dijo el secuestrador, amable
"Hay muchos entre nosotros
que preferirían tener hambre".
"Hay muchos que creemos
-añadío un viejo veinteañero-,
que la vida es sólo una broma
lo dijo el viento llanero.
Ya el hombre de negocios
está vendiendo su pan
las señoras gordas con abanico
ven autos que vienen y van.
Los curas en las iglesias
su sermón dan al vacío,
el eco resuena en la cúpula
y se apodera su hastío.
Businessman, véndeme eternidad;
el cavador saquea la Tierra,
el catecismo de la niña;
un pez fuma mientras entierra.
"Muerte al monstruo de mil cabezas
-dijo el hermitaño azorado-
la virtud y el pecado de la mano
destrozan un acorazado."
Allá tras el horizonte,
el Prestige, gime herido
presagiando su final
se hunde en estridente gemido.
"Pobre capitán -dijo un lisiado-
borracho, andrajoso y yerto,
su mente es un carnaval
que pasea en el Mar Muerto.
Escupiendo por el camino
el vaquero sigue la vereda
sin prisa cruza el bosque de pino,
sin tener a quien le espera.
Allá en la distancia el viento sopla y
dos jinetes vienen hacia acá
colándose entre las piedras
el viento empieza a aullar.
siempre habra alguen que lea tus poemas y que admire tu talento tu sensibilidad
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