domingo, 11 de julio de 2010

UN SUEÑO



Soñé que soñando estaba
un sueño que yo soñé,
y en mi sueño desperté
soñando que no soñaba,
que todo era verdad vana
tan fría, tan clara, tan humana
que de mi sueño me arrancaba
y me dejaba donde acaba
el país de las ilusiones
que a fuerza de las canciones
me llevó a soñar que viví.
Mas yo nunca conocí
un sueño tan hermoso
que de la montaña al foso
me trasladó en santiamén.

¿Qué más pudo merecer
quien adoró una quimera
que dio a vuelta primera
un vuelco a su corazón
y el mío dejó, sin vacilación
en arenas movedizas
en su recipiente de cenizas.

Y tuve que abrir los ojos
para ver el arcoiris
y en la noche las estrellas,
para sin querer, en fin, vivir,
arrastrando mi esqueleto,
cabizbajo hacia el cemento
y el alquitrán de las calles,
y sin que nadie me calle.

Soñaré mil veces más
durmiendo cansado y sin prisas
pues, extraviada mi risa
no la esbozaré jamás.

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