viernes, 1 de octubre de 2010

CANIS LUPUS REDEMPTOR



Había un pequeño lobo que en sus inicios cazaba liebres. Muy pronto, sus instintos lo llevaron a superarse y buscar corderos u ovejas enfermas, pero los perros de los ganaderos lo mantenían alejado y más de quince veces lo habían dejado maltrecho, con lo que tenía que rebajarse a urgar bajo el suelo para comer tuzas y perritos de pradera, a comer de mala gana algunos insectos, o a robar las piltrafas que dejaban los humanos. Como el hambre apretaba, pues cazaba en uno de cien intentos, fue a asesorarse con un oso huraño de gran sapiencia, quien le dio un manual que leyó vorazmente durante noches de luna.

Así, en la temporada siguiente el cánido salvaje llevó a la práctica sus conocimientos. Ideó trampas, levantó cercos de madera, construyó diques que desviaban el curso de arroyos donde los rebaños abrevaban, estudió el comportamiento de los rebaños, diseñó dietas, introdujo plantas de pastizales nuevas, formuló raciones, hizo mejoras en la selección genética... Al año siguiente contaba ya con mil semovientes, e instaló cercos eléctricos para acondicionar un sistema holístico en el manejo del pastizal.

Al segundo año, el lobo había convertido en un experto en ovinocultura, y había creado un emporio a gran escala de aquel ganado lanudo, otrora triscando en los pastizales, y ahora confinado en las instalaciones de engorda, para ser después procesado en su empacadora de carne. En los años subsiguientes, su nueva personalidad emprendedora, llevó a su empresa: "EL LOBO ACAPARADOR, Compra-venta y engorda de ganado ovino, S.A. de C.V." a medrar en otras latitudes y longitudes, donde su reputación mejoró considerablemente, hasta que se divorció.

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