jueves, 26 de enero de 2012

PÉRDIDA Y LLANTO POR QUIEN QUISO TANTO

Yo adoré su esencia refulgente,
su avatar bebía cariñosamente,
y que en vida siempre fue distante
y hoy de mí mismo y huyendo de la gente.

Sus palabras fueron oro refulgente,
su compañía, calor insuperable,
haciendo al sol y la luna comparables,
mas no polvo, pues ella no siente.

Quedé vivo sin embargo, todavía
ciego y sin el fuego que adoraba tanto,
hoy hiere mi alma su adhesión vacía.

Hoy en mis sueños, sin rumbo vago
porque mis amores son fuego que ardían
y hoy soy un ser vil, errante y callado.

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